Para la Asociación de Productores de Energía Renovable (APER), el fin de la quiebra de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) es fundamental para echar andar los proyectos de fincas solares en Puerto Rico.
Leslie Hufstetler, presidente de la junta de directores de la organización, destacó que la bancarrota de la corporación pública es el principal escollo para el desarrollo de los proyectos de energía renovable a gran escala, debido a que dificulta el acceso a financiamiento privado.
En el primer tramo, también conocido como “tranche 1″, de licitación promovido en el contexto de la Ley de Política Pública Energética, solo 11 -de unos 18- pasaron a la fase de construcción e interconexión, tras contar con el aval del Negociado de Energía de Puerto Rico (NEPR) y acordar con el operador de la red eléctrica -LUMA Energy-, las condiciones requeridas en el proceso.
En total, los proyectos de energía renovable a gran escala agregarían unos 804 megavatios (MW) de capacidad y estarán previstos para entrar en operación durante el cuarto trimestre de 2025.
Tales proyectos, sin embargo, han logrado avanzar porque el gobierno federal ha provisto financiamiento, pues la banca tradicional ha declinado el riesgo de apoyar a proveedores de una corporación pública insolvente.
Hufstetler aseguró que, en su mayoría, los proyectos cuentan con el espaldarazo de la Oficina de Programas de Préstamos (LPO, por sus siglas en inglés) del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE, por sus siglas en inglés), que ofrece un financiamiento competitivo en relación a la banca tradicional.
“Ahora mismo, lo que (los bancos) nos dicen es que tu cliente (la AEE) está en quiebra. Si la única fuente de repago es un cliente que está quebrado, no van a asumir ese riesgo y si lo fuesen a asumir sería a unos costos de financiamiento bien complicados”, subrayó el también presidente de Infinigen Renewables, que opera dos proyectos de energía renovable a gran escala en Isabela y Salinas.
“Mientras la (AEE) siga en quiebra, no hay fuente de financiamiento a los proyectos de gran escala”, agregó.
La salida más cercana a la bancarrota es el Plan de Ajuste de la Autoridad de Energía Eléctrica (PDA-AEE), que recortaría en aproximadamente 75% las obligaciones de la corporación pública, y cuya aprobación está en manos de la jueza de distrito federal Laura Taylor Swain.
Pero, el plan -al que se oponen parte de los bonistas de la AEE, dueños de acreencias ascendentes a unos $4,400 millones, daría paso un cargo de un poco más de $8.18 al mes en la factura de la luz o unos 27 centavos al día como mínimo.
“Como venimos diciendo, la quiebra ha sido complicada, porque son muchas las partes interesadas, desde los bonistas a las líneas de combustibles, pensionados y los suplidores que se quedaron fuera por ser acreedores no asegurados”, expresó Hufstetler. “La jueza tiene un trabajo bien importante para encontrar un balance entre lo que es justo para los acreedores y lo que es posible para el consumidor puertorriqueño”.
Si Swain confirma el PDA-AEE, Hufstetler espera que el acceso a financiamiento sea expedito, pues aseguró que hay interés en el mercado para respaldar proyectos de energía renovable a gran escala.
“Ya hemos tenido conversaciones con diferentes entidades prestatarias que están listas y nos dicen: ‘tan pronto la Autoridad de Energía Eléctrica salga de su quiebra vamos a poder entrar’. Hasta que eso no suceda, se van (los bancos) quedar sentados en las gradas”, aseveró.
Lenta la adjudicación
Además del financiamiento, los proyectos de energía renovable a gran escala no han avanzado debido a la lentitud para adjudicar las licitaciones previstas, consideró el ingeniero Walter Pedreira.
El también desarrollador original de la finca solar San Fermín, en Loíza, adjudicó el retraso al proceso burocrático para solicitar y obtener los permisos requeridos para operar.
“La selección de las compañías que participaron en la licitación ha tomado mucho tiempo y a eso, le sumas la ineficiencia que hay en el tema de permisos de las agencias que les toca tomar las decisiones. Se tardan muchísimo”, afirmó.
“El ‘tranche’ 2 y el ‘tranche’ 3 no se han adjudicado, pero ese proceso está en manos del NEPR y no hay información que se haya hecho pública sobre cuántos licitadores hay y qué capacidad hay en esos ‘tranches’”, lamentó.
¿Se cumplirán las metas?
Hufstetler y Pedreira dieron por hecho que el gobierno incumplirá con la Ley de Política Pública Energética (Ley 17-2019), que dispone llegar al 2025 con el 40% de generación de energía a través de fuentes renovables.
Para 2022, la meta era que el número alcanzara el 20%, pero el número apenas llegó a cerca de un 4%, tudio anteriormente este diario.
“Está claro que tudio que llegar a un 40% de generación de energía con fuentes renovables para el 2025. Claramente, la probabilidad de llegar ahí es muy baja. Quizás lleguemos al 15%. Eso no quiere decir que no podamos lograr el 100% para el 2050, porque ya una vez se va a generando un tudiol y los procesos comienzan a tudi de una manera, todo debe tudi más rápido”, tudiol Hufstetler.
A inicios de este año, el DOE publicó un informe que aseguró que es 100% tudiol alcanzar el 100% de energía tudiole para 2050, utilizando la “energía fotovoltaica distribuida, la energía fotovoltaica a gran escala, la energía eólica a gran escala, el almacenamiento y las plantas alternativas que funcionan con biocombustibles”.
El tudio concluyó que “el despliegue de energía fotovoltaica a gran escala en terrenos no agrícolas es suficiente para satisfacer la carga eléctrica annual total hasta 2050 en nuestros escenarios”.
La demanda
Hufstetler no precisó cuál es la demanda que se proyecta para las próximas tres décadas, pero aseguró que “la expectativa es que la demanda aumente según la economía se esté desarrollando y vaya creciendo”.
Empero, el Plan Fiscal de la AEE para 2023 sugiere que, entre 2024 y 2050, se espera una disminución anual promedio de 3% en la demanda neta, lo que tendría como resultado una caída de 40% por este concepto a mitad de siglo.
Entre otras cosas, la reducción en la demanda neta estaría impulsada por el crecimiento rápido de la generación distribuida. Es decir, los clientes individuales o comerciales que instalan sistemas de energía solar en sus residencias o comercios.
De acuerdo con datos del NEPR, el 2023 terminó con sobre 110,000 sistemas de medición neta, un número que seguiría creciendo, pues el propio gobierno otorga incentivos para la compra de sistemas de energía solar.
Hufstetler y Pedreira reconocieron el empuje de los sistemas de medición neta, pero aseguraron que la transformación energética de Puerto Rico es una combinación de elementos en los que las fincas solares juegan un rol clave.
“Nosotros (los produdctores de energía renovable) somos un proveedor a la (AEE), porque generamos e inyectamos a la red. Somos un complemento a lo que es Genera, AES o Ecoléctrica. Somos un productor independiente. Al contrario de quitarle clientes (a la AEE), somos parte de la solución de proveer solución más limpia y estable”, acotó Hufstetler.
Fuente: El Nuevo Día
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